La armonía, belleza, permanencia, permisibilidad, son cualidades resultantes de un proceso de habitar correctamente en el tiempo y en el espacio y la manera de coexistir felizmente entre los diferentes elementos que conforman la totalidad de nuestro entorno.
Somos artifices del diseño y construcción de los diferentes niveles de hogar que habitamos, y para ello requerimos de madurez y sabiduría, para legarlo a las generaciones subsecuentes de manera permanente.Esto justifica nuestro derecho de tener por siempre, un hogar desde donde ver o partir a las estrellas.
____________________________________________________________________________AGUA, ÁRBOLES Y BOSQUES
Árboles por la Ciudad y Restauración Participativa |
Los humanos definitivamente somos agua y bosque a la vez, pero con frecuencia cuando vivimos dentro de las ciudades no podemos darnos cuenta de ello. La parte de vida artificial que la tecnología nos facilita para transportarnos, iluminar la noche, transmitir la información, nos hace creer que vivimos fuera de la naturaleza y que se trata de volver a ella. Nada más falso. No importa cuántas horas dediquemos a la Televisión o la computadora, a los video juegos o al iPod, a los centros comerciales o a las compras, a cada segundo estamos respirando e intercambiando dióxido de carbono y nitrógeno gaseoso con la atmósfera y a cada instante nuestro cuerpo está metabolizando sustancias e hidratando cada una de las células de nuestros tejidos y órganos.
Los árboles, los bosques y el agua no son dibujitos en los libros de ciencias naturales, literalmente son los elementos que hacen posible nuestra vida mientras leemos estos renglones, y entre otros cientos de funciones, generan los bioquímicos necesarios para que las neuronas de nuestro cerebro puedan traducir las señales que llegan a él a través de nuestros ojos en este momento.
La vida es un milagro, no sólo la humana, sino TODA forma de vida, y sucede gracias a las labores que miles de seres vivos diminutos como las bacterias o gigantes como las secoyas, ejecutan de manera constante, de día o de noche, en invierno o en verano.
La espiral de acción del CEJ sobre Agua, Árboles y Bosques busca afanosamente –como las abejas- y luminosamente -como las luciérnagas-, generar materiales de educación ambiental y realizar acciones individuales y colectivas que nos ayuden a abrir paso al corazón humano a través de las inercias de la vida urbana para rehacer nuestras relaciones no sólo con los árboles del bosque o de la selva, sino de la mismísima banqueta que tenemos enfrente. A cambiar nuestros hábitos porque descubrimos cómo cada servilleta que llenamos de catsup o que hacemos bolita, es un pedazo de bosque boreal canadiense que se va a la basura con todo y ardillas, hongos, y osos… Cómo cada fresno o jacaranda que matamos en la ciudad es la casa de un pobre murciélago o sustento alimenticio de un colibrí o de una mariposa y cómo sin él nuestras pocas posibilidades de limpiar el aire envenenado por los autos disminuye.
En cuanto al agua, se trata de re-encontrar y reverenciar el lugar que tiene en nuestro cuerpo y en la Tierra, aunque la veamos embotellada en plástico, saliendo de la llave del fregadero o dentro del excusado. Sí, así de contundente, porque no es una el agua donde viven las ranas de los cuencos y otra la de la cubeta para trapear que contaminamos con líquidos tóxicos que huelen a pitaya extrema o a fresca mañana, es una y la misma, y necesitamos dejar de ensuciarla y de manipular sus cauces comprimiéndola en presas, por ejemplo.
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Tomado de: http://www.cej.org.mx/bosques.html





